Desde que Alvaro dejó de fumar, me
venía diciendo que alguno de los fines de semana de los que viene
de visita al pueblo, quería probar a subir al refugio del Guijo de
Santa Bárbara, y eso fué lo que hicimos este pasado sábado por la
mañana.
Alvaro tiene un teléfono de esos
modernos, ¿porqué le llamarán teléfono a esos ingenios?, el
aparatito en cuestión, mediante un programa que tiene instalado,
hace un gráfico del recorrido, y da la altitud, los kilómetros, el
tiempo invertido, y hace un cálculo de las calorías que se consumen
en el trayecto.
El recorrido lo hicimos con “la
fresca” pues
queríamos regresar por la garganta del Campanario y bañarnos luego
en el Trabuquete.
Vimos
pocos pájaros, pero si dos culebras de escalera.
La
primera cabra montesa que Alvaro vé en su habitat natural.
Cuando
llegamos al Trabuquete decidimos no bañarnos, pues ya había
overbooking.