Como decía en la
entrada anterior, el cabo, a primera vista, dá la impresión de
ser casi un desierto. Pero no lo es, y al caminar por sus parajes se
vé que está lleno de vida.
La Cogujada,
era la primera especie que veía y oía cuando salía a caminar. Dá
la impresión de ser abundante.
El siguiente en ver
era la Collalba rubia,
pero
no tan abundante.
De los pocos días que cogimos el coche fue para ir a las salinas y
así poder caminar por los alrederores.
En
las salinas había gran cantidad de aves, pero a mucha distancia, el
único que se acercó
fué
este Butrón.
Siguiendo
el recorrido, en uno de los observatorios que hay distribuidos por
la salina, sí
pude ver mas cerca los Flamencos,
y a su alrededor un grupo de Avoceta común.
Uno
de los pájaros que este año he
buscado mas en la Vera, y que no he
sido
capaz de ver, es la Collalba negra,
y
resulta que en el Cabo de Gata es muy abundante, de
lo
cual me había
advertido
Dave.
En
este viaje yo tendría que haber dicho bimbo cinco veces, pero para un
aprendiz como yo
creo que decir “bimbo”
es cuando menos presuntuoso, porque mas
de la mitad de las aves que habitan o se pueden ver en la península
Ibérica no las
he visto
todavía.
Por tanto, solo lo diré con el
Camachuelo trompetero.
Ví solo
unos diez o doce, todos en el camino a
la cala san Pedro. Un
grupo de siete individuos en el primer kilometro del camino y otro
grupo con cuatro o cinco, tres kilómetros mas adelante. No fui capaz
de ver ninguno mas en ninguno de los recorridos que hicimos.