Este año cambiamos
nuestras vacaciones, tradicionales al norte, por la costa del sur.
Elegimos el Cabo de
Gata porque nos lo ponderaron mucho todos los amigos, y yo, que la
playa me produce urticaria, tengo que reconocer que es una zona que
tiene espacios muy interesantes.
Nos alojamos en Las
Negras, pequeño núcleo urbano muy acogedor. Solo hay viviendas de
dos alturas, una sola tienda, y muchos bares (somos el país de los
bares). Y no hay ni una oficina bancaria.
El nombre le viene
al lugar por las arenas negras y las rocas negras, que supongo se
deberá a un pasado volcánico.
En contraste con el
negro, está el blanco de la cal, que aflora por casi todas partes,
dando al visitante recién llegado, la impresión equivocada de un
lugar inhóspito, árido, casi desértico.
Nos dedicamos a
recorrer la costa, usando el coche lo menos posible.
La mejor playa nos
pareció la de Los Genoveses, amplia, de arena fina y que no está
urbanizada, y ojalá dure mucho tiempo así.
Las Negras y su
entorno es completamente distinto, pues no hay playas abiertas, solo
calas y con poca arena, por lo que es mas tranquila y con menos
turisteo, el sitio ideal para
los que recalcitrantes buscadores de la tranquilidad, como
yo.
Y
toda vía mas marginal es la cala de san Pedro. Es
necesario andar casi una hora para llegar a la cala. Es
un paraje que en tiempo tuvo otra vida, porque
hay restos de una torre de vigía, y
algún viejo edificio de uso agrícola. Pero
hoy hay un asentamiento de personas que buscan una forma de vida
alternativa. En
el pueblo les llaman despectivamente los jipis,
pero de mis dos visitas al lugar solo puedo decir que me
parecieron personas muy respetuosas con el espacio que habitan, pues
por ejemplo, no
ví
basura tirada por ningún lado. El único problema es que en el fin
de semana las lanchas neumáticas de la zona se dedican a llevar a
los del turisteo,
y esos si que dejan suciedad y ruido.
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