De todas las fiestas llamadas
“populares”, la de los escobazos de Jarandilla de la Vera, es la
que más me sorprendió en su día, y la única en la que participo
todos los 7 de diciembre que puedo.
El terror que puedes sentir la primera
vez que ves el fuego cerca de tí, pasa a ser historia cada nuevo
año que participas.
Los elementos imprescindibles para la
fiesta son: los escobones, sin los cuales no podría haber fiesta, y
ropa adecuada.
La fiesta tiene dos partes, una de
tributo al fuego, y la otra la procesión, donde el fuego también
sigue presente.
El origen no es claro, dependiendo de quién te lo cuente. Tradicionalmente, los ganaderos y pastores llevaban sus ganados a la sierra al principio del verano, y en diciembre regresaban al pueblo. Como las horas de luz son menores en esta época del año, necesitaban de antorchas para poder ver a su llegada al pueblo, y eso sería, posiblemente, lo que dió lugar a la tradición de los escobazos.
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