Cuando practicas el senderismo, o como lo queramos llamar, siempre hay algún lugar fetiche que te atrae especialmente.
Para mí, ese lugar es “la portilla
Jaranda”. Muchas veces enfilo hacia su punto más alto, pero pocas
llego. Unas porque me flaquean las fuerzas, otras porque hay algo
que me llama la atención y me voy persiguiéndolo, pero al menos
una vez al año lo consigo.
Cuando llegas a la portilla, y si el
día es de los despejados, la vista merece la pena.
Las fotos con nieve lucen más y por
eso las pongo, pero desde luego no son de este invierno. Este año
sólo hay nieve en las laderas que miran al norte.
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